El reto de las instituciones de educación superior frente al uso cotidiano y familiar de las tecnologías de la información y la comunicación de los jóvenes estudiantes.
"Las destrezas escolares, excepto el uso del habla, son pasajeras, a menos que las personas las practiquen de forma reiterada en su vida cotidiana" Jean Paul Gee
Es innegable el papel fundamental que tienen hoy las tecnologías de la información y comunicación en nuestra vida cotidiana. Ellas nos ofrecen no sólo nuevas maneras de comunicarnos, sino nuevos entornos de comunicación, así como formas (y formatos) de mensajes.
Esto sin duda conlleva a la reflexión sobre la necesidad de nuevos tipos de alfabetización que equilibren, en cualquier contexto, el uso de las tecnologías con la estructura social y las condiciones políticas y económicas, y esta tarea recae por lo general en las instituciones de educación.
El crecimiento masivo del uso de las TIC se dio a partir de la última década del siglo XX, por lo que son generaciones muy jóvenes quienes las utilizan de manera más frecuente. Los padres de estas generaciones han dejado a las instituciones de educación la tarea de capacitar en el uso de esa tecnología, lo que actualmente se hace en etapas muy tempranas, incluso en la de educación infantil, aunque sin darse cuenta son ellos mismos quienes inician u obstaculizan un proceso de alfabetización, llámese digital, tecnológica o informacional desde el hogar. Con esto queremos decir que las conductas y actitudes racionales hacia la tecnología se gestan en los hogares, y el contar con ellas facilita un proceso posterior de aprendizaje sobre las tecnologías de la información y la comunicación, sus alcances, sus aportes, su uso inteligente…
Las instituciones de educación superior se enfrentan así a varios problemas:
1.- Cuentan con alumnos con más destrezas en el uso de las TIC que muchos de sus profesores. Esto es, los alumnos están más familiarizados (¿y motivados?) con los nuevos programas, o nuevas versiones de los mismos, que les permiten realizar actividades lúdicas, relacionarse y comunicarse de manera más eficaz, o hacer más eficiente su trabajo escolar; además de que en la gran mayoría de los casos no disponen de un ordenador propio, sino que tienen que ajustarse al que tengan más a la mano: en el cibercafé, en el laboratorio de la escuela, en la casa del amigo, lo que les hace altamente versátiles para adaptarse a diferentes tecnologías. Por otro lado, es frecuente que los profesores, por falta de tiempo o interés en tópicos relacionados con las TIC, sigan utilizando su viejo ordenador con el mismo software de hace varios años, para realizar las mismas tareas.
2.- No podemos negar la existencia de TIC en los centros escolares, el problema no es la falta de ellas, sino el uso parcial que se hace de ellas. Las políticas educativas actuales han favorecido la dotación a las instituciones de educación superior de laboratorios de informática con ordenadores que permiten el acceso a Internet, los cuales son utilizados en mayor medida en la comunicación informal entre los estudiantes, como apoyo en las clases de informática, y en menor medida para que los profesores pongan a disposición de aquellos materiales de los programas de estudios, que lo mismo podrían ser entregados de forma impresa. Esto es, el uso de la tecnología no implica un cambio radical en la manera de hacer las cosas… sólo provee un medio más, ignorando el potencial de su uso pedagógico.
3.- El problema del desconocimiento o desinterés sobre el uso pedagógico de nuevas herramientas y bancos de información, merece especial atención en las instituciones de educación superior. Es urgente y necesario un replanteamiento en todos los niveles: desde la gestión hasta la evaluación del curriculum, procesos de aprendizaje de los alumnos y de los mismos profesores. Se adolece de programas de capacitación que se cursan a cambio de bonificaciones económicas o de status, más que por un verdadero aprendizaje que enriquezca la práctica docente, la formación integral del profesor y el estudiante, y en específico la generación de conocimiento que debería ser vital en este tipo de instituciones. Es necesario replantear los programas meramente de capacitación en ciertas tecnologías, que generan destrezas que muchas veces no se vierten en las aulas, por programas de alfabetización digital que se integren a todos los ámbitos de la vida universitaria(Tercer Congreso Online-Observatorio para la cibersociedad. Consultado en la Red Mundial el 8 de octubre de 2008: http://www.cibersociedad.net/congres2006/gts/comunicacio.php?llengua=es&id=620).
De lo expuesto anteriormente, surgen preguntas fundamentales:
¿A qué nos referimos cuando hablamos de TIC? ¿Por qué decimos que forman parte de la vida cotidiana? ¿Por qué las consideramos familiares para los estudiantes?
¿Cuáles son las destrezas que tienen los estudiantes, frente a las que deberían tener, no sólo ellos, sino incluidos sus profesores?
¿A qué han atendido fundamentalmente las instituciones de educación superior (IES) en materia de adquisición de tecnología para las aulas y de capacitación de profesores? ¿Qué es lo que, a nuestro juicio, fortalecería estos esfuerzos para lograr una verdadera alfabetización digital?
martes, 14 de octubre de 2008
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